La poesía de Pedro Villar por ANABEL SÁIZ RIPOLL
DATOS BIOGRÁFICOS:
Para Pedro Villar la poesía es una parte esencial de su vida, tal como leemos en el siguiente poema de “Luz en el laberinto”: “En el silencio habita / un mundo antiguo, / eco suave y fugaz / del corazón herido”. A continuación trataremos de comentar algunos aspectos de la vida y la obra de este poeta albaceteño, con el fin de aproximarlo aún más a sus lectores y, por supuesto, hacer que se conozca más su obra. Pedro Villar Sánchez, si señalamos algunos datos biográficos, nace en Almansa (Albacete) en 1960. Su madre, en esa década, trabaja de cortadora de zapatos y su padre de ferroviario, en 1968 por traslado laboral, la familia se desplaza a Villena (Alicante) donde reside en la actualidad. Compagina la escritura con su labor de maestro especialista en Pedagogía Terapéutica. Como escritor cultiva sobre todo la poesía, tanto la dirigida a adultos como la infantil y juvenil. Lleva veintiocho años dedicado a la enseñanza, ha realizado numerosas experiencias en torno al teatro y a la escritura creativa, transmitiendo la poesía a sus alumnos como una de sus pasiones. Así, enlazando con lo anterior, a la pregunta de si tiene intención de transmitir alguna idea o mensaje con su obra, el poeta responde. “Transmitir ideas siempre me sonó a ideología, me gusta más la palabra sugerir, tiendo a intentar que las palabras lleven el vuelo de la emoción. No tengo unos temas predefinidos. Si escribo para adultos los temas son los que me preocupan o me crean inquietud en ese momento: la soledad del ser humano, la incomunicación o lo intangible. A veces escribo para explicarme qué nos pasa, qué sociedad hemos creado, qué tipos tan raros de seres somos en esta sociedad enferma. Cuando escribo versos para niños y otros seres sensibles y curiosos suelo acercarme a su mundo próximo, los juegos, las canciones o el humor.” En los distintos centros donde ha trabajado ha organizado actividades de animación a la lectura y escritura, semanas culturales, el periódico escolar y la biblioteca. Dirigió la Revista de Poesía Aljibe, editada en Villena desde 1982 a 1985 y donde publica sus primeros versos. En esa época presenta programas de radio relacionados con la poesía, y con otros miembros de Aljibe organiza recitales por diversas localidades de la provincia. Colabora desde 1985 en la Semana del libro de Villena hasta su desaparición en 1990, allí entra en contacto con autores como Ana María Matute, Joan Manuel Gisbert, Emili Teixidor, María de la Luz Uribe, Miquel Obiol o Carles Cano, y con ilustradores como Emilio Urberuaga, Fernando Krhan o Paco Giménez. En 1988 organiza y presenta un acto de homenaje a Paloma Palao, en 1991 participa en el recital "Poetas almanseños en Albacete" y en 1992 en "Poetas de Almansa en homenaje a Miguel Hernández". Sus versos figuran en numerosas antologías y revistas, ha publicado seis libros, tres de ellos dirigidos al público infantil. Lleva a cabo una labor de difusión y divulgación de los poemas para los más pequeños a través de recitales, cursos y conferencias sobre la necesidad de la poesía, y elabora reseñas críticas de libros de literatura infantil y juvenil en revistas especializadas. Es colaborador asiduo de Pizca de Papel. Ha participado como jurado en diversos certámenes entre los que destaca el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños, en su edición 2008, en Ciudad de México. Cuando se le pregunta qué opina de los premios literarios confiesa que son: “Interesantes siempre que la entidad que los convoca realice propuestas serias de difusión y promoción en prensa especializada, bibliotecas o centros educativos con encuentros de los autores con los lectores, con actividades que faciliten el conocimiento del libro y su distribución, etc. Si esto no ocurre, los premios no sirven para nada, se convierten en un mero acto institucional sin trascendencia efectiva en los lectores. Los grandes premios son negocios redondos para las editoriales convocantes. Para el autor es una puerta para la publicación y si hablamos de poesía es casi la única porque los editores piensan que no es rentable.” Cabe añadir que Pedro Villar mantiene un blog sobre literatura infantil y juvenil que lleva por nombre “Cuaderno de apuntes”. Ahora bien, estos datos biográficos, objetivos y claros, no nos dirían nada si no fuesen acompañados de una sensibilidad especial de la que hace gala Pedro Villar en todos sus trabajos. Con gran humildad y sensibilidad se retrata en primera persona: “Nací, que ya es bastante, tengo los años que tengo, soy lo que fui, lo que olvido y lo que siento que soy. Mis deseos, vivir lo que he leído, lo que he soñado, lo que he perdido. Mis primeros recuerdos son las canciones de mi madre, los cuentos de mi abuelo Pedro y un caballo de cartón que desapareció de la terraza una noche de lluvia. No soy nube, ni golondrina, ni árbol, pero me hubiera gustado serlo. Amo la lectura y los viajes, sobre todo en tren. Mi pasión por la poesía se debe al impulso de regresar al lugar donde fui niño y recuperar los juegos, los cantos y las palabras escritas en la arena.” LA ESCRITURA Y LA LECTURA: SOMOS LO QUE ESCUCHAMOS O LEEMOS Pedro Villar, responde a la pregunta desde cuándo escribe contándonos lo siguiente: “La escritura se nutre en un primer momento de la lectura, somos lo escuchamos o leemos. Dice Alberto Manguel: Los libros nos acompañan en nuestra mesilla de noche, en las estanterías. Los libros son la imagen de quienes fuimos y de quienes seremos, y van cambiando ellos como vamos cambiando nosotros. El germen de la lectura nace a partir de las historias que me contaba mi abuelo Pedro y las canciones y coplas populares que escuchaba a mi madre cuando comprendí que los libros traían también cuentos, canciones, adivinanzas, poemas populares como los que me contaron y cantaron. En cuanto a la escritura, realizaba el servicio militar, mi hermano me enviaba cartas donde intercalaba versos de poetas. Fueron poblando un espacio de palabras hondas los versos de Juan Ramón, Lorca, Miguel Hernández, Cernuda, Antonio Machado, etc. Nació la inquietud, la necesidad de comunicar con el lenguaje de la poesía, decir las cosas de otra manera. Tenía veinte años cuando sentí la necesidad de la escritura como un impulso vital, cuando las palabras comenzaron a ser pura magia de significados e imágenes. “Desde la luz y la sombra”, libro de poesía para adultos, fue el primer libro publicado. Lo recuerdo como un sueño desde la emoción de ver editados los primeros versos, las primeras ilusiones reflejadas en el papel, en la tinta del libro. Era un poemario en el que buscaba mi expresión y la voz personal. Contenía defectos e influencias, un primer paso necesario para caminar. Una experiencia inolvidable de la que aprendí mucho y trato de conservar intacta.” Si la escritura se nutre de la lectura, como bien afirma nuestro poeta, cabe indagar aún más en aquellas lecturas que lo marcaron de forma consciente. “En poesía -comienza a enumerar Pedro Villar-, y por encima de todas, “La realidad o el deseo” de Luis Cernuda, uno de mis poetas favoritos, su forma de decir me parece arrebatadora, una de las cumbres de la poesía española. Otras influencias notables han sido las de Miguel Hernández, Antonio Machado o García Lorca. Como aprendizaje, los octosílabos del Romancero o los endecasílabos de Garcilaso. En novela El Quijote siempre me enseñó la asombrosa capacidad de fabulación del ser humano, la ironía y el sentido del humor, la sabiduría popular del refranero. De Eduardo Galeano me emociona “El libro de los abrazos” por su capacidad para el asombro y la poesía, vuelvo a él cuando necesito sentir el soplo cálido de las palabras, me reconcilia con la vida. De Borges, su manera especial de acercarse al misterio y la esencia de las cosas.” Hay, por lo tanto, un poso de lecturas importantes en su vida, una huella que lo ha ido enriqueciendo progresivamente y que, sin duda, sigue haciéndolo. ANIMACIÓN A LA LECTURA: NUNCA SE LEE LO SUFICIENTE Pedro Villar, como buen docente que es, siente necesidad de contagiar la lectura, de hacer que los chicos y chicas lean, que disfruten con la magia del relato o del verso. Dejamos que sea él quien nos cuenta sus ideas y agradecemos que quiera compartirlas con nosotros: “Creo que nunca se lee lo suficiente. Me gustaría incidir en otro aspecto importante. Hay un estudio de septiembre de 2005 de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez que nos debería hacer reflexionar seriamente y que nos lanza unos datos escalofriantes: El 40% de los maestros/as de primaria y secundaria no visita nunca la biblioteca escolar, vamos en los centros donde las haya. El 77% de los profesores no realizó ninguna actividad relacionada con la biblioteca”, el 76´4% se limita a trabajar con el libro de texto. Álvaro Marchesi uno de los autores del estudio comenta que: “No existe el convencimiento de que la lectura es un instrumento poderoso para organizar la información y el conocimiento, para motivar a los alumnos”. Por su parte, Antonio Basanta, Director General de la citada Fundación calificó de “desidia, ineptitud y fraude el sistema educativo que no hace de la lectura su eje”. “Como sabéis –continúa el escritor- por animación a la lectura entendemos el conjunto de estrategias y actividades que pretenden conducir a los niños a la lectura, así de fácil y así de complicado. La motivación ha de comenzar en la familia y continuar en la escuela. El secreto está en acercar el libro a los niños de una forma lúdica, creativa y placentera. A veces se confunde animación a la lectura con agitación en torno a la lectura. Siempre las actividades de una semana o un día dedicado al libro han de ser la culminación de un trabajo continuado y forjado en el día a día. Un libro de versos hay que exprimirlo como un limón para que nos dé zumo de poesía, experimentar, explorar todas sus posibilidades. Hemos de ser creativos también a la hora de leer, ver cómo lo recitamos, cantamos y jugamos. Cómo: marcando los acentos, exagerarlos, jugar con el eco, dar distintas entonaciones, de locutor de radio, de pregonero, de niño de la lotería o de vendedor de mercadillo, llevar el ritmo con palmadas, pies, etc. Hemos de recitar versos de todos los sabores, de todos los olores, de todos lo vientos, de todos los ritmos, palabras para tocar, imaginar deseos, palabras para escuchar, palabras para sembrar árboles, para cultivar versos, palabras para mirar pájaros, palabras para contemplar lluvias, palabras para el sueño, para cantar, para acompañar el ritmo de nuestros días. Leer, recitar mucha poesía, jugar con las palabras, darles la vuelta como un calcetín. El problema es que apenas se canta y cuenta en las escuelas, las canciones, las rimas, los juegos poéticos quedan en la etapa de la Educación Infantil, y como mucho primero o segundo de primaria. No leemos ni recitamos en voz alta a nuestros alumnos, ni ellos lógicamente tampoco recitan. Cada uno ha de seleccionar sus textos, qué les quiero decir a mis alumnos, qué versos quiero que hagan suyos, qué palabras les pueden ayudar cuando los vientos de la vida sean fríos, qué palabras llenarán sus días de silencios, qué rumores llenarán su alma, qué soles poblarán sus sueños. Cada uno tiene sus estrategias de motivación, hay muchos caminos para llegar a la lectura, están en función de las experiencias lectoras que hayan tenido nuestros alumnos. Cómo podemos hacerlo: con libros que atraigan su interés, con la biblioteca de aula, clubs de lectura, etc., pero siempre la lectura como goce. Creo en la lectura recreativa, en el disfrute de las palabras. La lectura en la escuela durante muchos años estuvo al servicio exclusivo de la comprensión lectora y la gramática y esto ha sido nefasto porque es la mejor manera de alejar a un niño de la lectura que tiene un grandísimo valor en sí.” POESÍA: LA POESÍA ES EL INSTANTE Todos sabemos que hay tantas definiciones de poesía como poetas, es más, a veces ni siquiera se sabe cómo definir ese torrente que brota en forma de verso anudando emociones y sentimientos. Pedro Villar es poeta, pero le resulta complicado dar una explicación de qué es poesía, puesto que, sin duda, la poesía si se encorseta deja de serlo. No obstante, así nos dice: “La poesía habla de nuestras emociones, de lo que nos pasa o nos gustaría que nos sucediese, los deseos. Pero cómo definirla es muy difícil. La poesía es el instante, lo que se nos escapa sin apenas tocarlo, al contrario que los cuentos que se desarrollan en la temporalidad. Leer o escribir poesía es descubrir una mirada sensible de la realidad. La poesía responde a la necesidad del ser humano de explicarse el mundo y de transmitir sensaciones y emociones. Hay una cita de Georges Jean que me encanta: Mediante el lenguaje poético es posible instalar el sueño en el corazón de la realidad, pero también mantener la realidad en el corazón del sueño”. Como vamos viendo, Pedro Villar conjuga la poesía adulta con la infantil y es que, en el fondo, es la misma poesía. Resulta absurdo pensar que un poeta que destina sus versos a los niños es un poeta menor, pero conviene recordarlo para no incurrir en agravios. De esta manera comenta el autor: “Conviven de manera armónica porque como dice Ana Pelegrín (a quien tuve la suerte de conocer): Una poesía para niños es una poesía para todo lector sensible, como la Literatura Infantil es una literatura para todo lector y no solamente un gueto infantil, y muchísimo menos un infantilismo poético. En la poesía para adultos disfrutas de mayor libertad expresiva, cambia el registro y el ritmo de las palabras. Si escribir es algo serio hacerlo para niños supone una gran responsabilidad y respeto porque son lectores en formación. Algunos autores, pocos afortunadamente, piensan que todo vale si se trata de niños: poesía infantilizada, llena de ripios, carente de ritmo, sin hálito poético, etc. Nunca se debe caer en la rima fácil y en la ñoñería. Un escritor debe considerar a su lector como a su igual, lo único que no se les puede exigir a los niños es, como dice Miquel Desclot, capacidad lingüística o experiencias que superen sus posibilidades reales. Ahora bien, si la poesía se queda en el libro, prisionera de unas páginas y no conmueve a nadie, no tiene razón de ser y más la poesía destinada a los niños, de ahí que, continuando con lo que nos cuenta Pedro Villar: “Para acercar la poesía a los niños es necesario que nos guste primero a nosotros, los niños captan de inmediato nuestro grado de implicación emocional y nuestra sensibilidad. La poesía no se enseña, se intuye, se transmite de oído a oído, de sentimiento a sentimiento. A lo sumo podemos contagiar a nuestros alumnos de la magia de las palabras, de su espíritu, de su halo. Podemos ofrecerles ritmos, sonoridad, el placer de la rima. Todo ello en un clima favorable para esa celebración gozosa del lenguaje que viene a ser la poesía. Hemos de perder el miedo al ritmo, a la música, al juego, perder el miedo a hacer el ridículo y reivindicar en la familia y la escuela la poesía en estos tiempos tan alejados del verso y de la sensibilidad. Dice Gabriela Mistral: No demos a los niños cuentos o historias complicadas, ofrezcámosles rimas, versos, canciones con las que puedan aprender a amar y poseer las palabras.” Si a veces aún se cuestiona si existe o no la literatura infantil y juvenil e, incluso, hay quien cree que es una especie de hermana pequeña de la literatura en general, mucho peor pasa con la poesía infantil que o se tiñe de pedantería o se ignora. El poeta ha de luchar para llegar al niño y, cuando lo hace, es un éxito. Nos consta. Pedro Villar se lamenta de esta situación y afirma que la poesía infantil: “No se toma en serio. La poesía está herida, se levanta valientemente de los versos de los poetas, sufre la indiferencia y la incomprensión, hace equilibrios en editoriales y librerías, pasea esperanzada en las bibliotecas, en los colegios, en los institutos y en la mirada de los lectores sensibles y curiosos. Es la poesía escrita para niños, o accesible a ellos, el género de la literatura infantil que en la actualidad más necesitado está de atención de todos los sectores implicados en torno al libro. Las editoriales apenas la publican, se niegan a editar libros para niños que no tengan unas mínimas ventas aseguradas. La poesía para el editor va asociada al riesgo, aunque es una percepción que no comparto, porque la poesía interesa y los editores se han de quitar la venda de una vez. La poesía es necesaria e interesa a niños y jóvenes, contamos con una rica tradición oral que debemos recuperar y con excelentes poetas, se echan en falta proyectos sólidos para trabajarla en la escuela, las bibliotecas en general descuidan sus fondos, los medios especializados la apoyan y las editoriales, en general, siguen sin apostar por ella de una manera efectiva. Aunque existen experiencias enriquecedoras y notables en todos los ámbitos que sobresalen ampliamente de la medianía que nos envuelve. Buenos poetas tenemos y contamos una interesantísima nómina. Como ejemplos notables destacan: Carlos Reviejo, Antonio Rubio, Carlos Murciano, Juan Kruz Igerabide, Ana Mª Romero Yebra, Antonio García Teijeiro, Marisa López Soria, Ramírez Lozano, José González Torices, Carmen Gil Martínez, Mar Pavón, etc. Y gracias a los libros que nos llegan de América disfrutamos de los versos de María García Esperón, María Elena Walch o Cristina Ramos.” EL BOSQUE DE MI ABECEDARIO: NEGRO SOBRE BLANCO En “El bosque de mi abecedario”, Pedro Villar ofrece un homenaje lleno de luz y de ritmo a las letras, a la materia prima de sus versos, a la magia y a la ilusión que las palabras, bien engarzadas son capaces de ofrecer porque: “las palabras y el silencio / habitan en la memoria” Pedro Villar emplea la metáfora como base de sus versos y recrea otro mundo, mucho más sutil en el que las palabras cobran vida y todo es posible: “A pisar los charcos a tocar el cielo, a mirar las nubes dentro de un espejo”. Y es que, en definitiva: “Los versos son golondrinas del bosque de las palabras, los poemas son el viento donde se mecen sus alas”. Los poemas de Pedro Villar, en hermosa sinestesia, nos ofrecen sensaciones gustativas y el poeta, como un juglar, ofrece su mercancía especial a aquel que la quiera gustar: “Negro sobre blanco letras de colores traigo los poemas de varios sabores. Unos son de azúcar otros de frambuesa los que más me gustan son los de cereza. Unos son muy dulces otros tan amargos letras de colores negro sobre blanco”. A menudo, los elementos oníricos, rozando el surrealismo, irrumpen en estos versos y los hacen más poderosos, más imaginativos. Observamos un claro homenaje a Rafael Alberti y a su libro “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”: “Al derecho y al revés, ¿cómo lo ves Rafael? Una hormiga con sombrero ¿dónde está que no lo veo? Si a un ciempiés le pongo botas ¿dime tú como lo notas?” El elemento surrealista, más cercano a los niños de lo que creemos, no abandona el poemario del todo y, así, es frecuente observar mezcla de imágenes, juegos de palabras, sensaciones propias del mundo de los sueños; “Tic-tac, silencio, tic-tac-tic-tac, reloj de arena el tiempo” El libro se inicia con una serie de versos que nos introducen en el mundo de las letras y las palabras. Más adelante, empiezan los poemas dedicados directamente a vocales y consonantes. Hay un par de poemas sobre las vocales que nos hablan de la vida privada de las mismas, por así decirlo, de las palabras en las que habitan y de las acciones que cada vocal lleva a cabo, puesto que aparecen personificadas de alguna manera: “La a flota en el agua que acuna la mar. La e vive en los sueños, en la espuma y la pared. La i tiene una isla donde vive feliz. La o se moja en el río, se oculta bajo la flor. Y la u duerme en la ducha, el humo y el avestruz”. ¿Cómo no imaginarnos a las vocales en las actitudes que Pedro Villar les otorga? Si fascinante es ese ejercicio literario, en el poema “¿Dónde viven las letras?” sigue con algunas consonantes: “La c ya está en las ciruelas en las nueces y cerezas”. O ese espléndido final del poema, lleno de aliteraciones, que es una figura que emplea bastante el poeta: “Y en la planta de los pies tiene su casa la p”. En “Rimas rimaba Ramón”, Pedro Villar ofrece una conjunción de aliteraciones reduplicadas que hacen que el poema se lea con una sonrisa y, a la vez, con mucha atención porque, en general, los poemas de Pedro Villar están hechos para ser leídos en voz alta, por su rotundidad y ritmo: “rima rima con esmero, rima rima, rime usted”. Y siguiendo con esta misma figura retórica, el poema que cierra el libro es otro ejemplo brillante de paralelismo, aliteración. anáfora y enumeración, muy cercano, por otro lado, al trabalenguas. El poema se va adelgazando hasta llegar a la palabra FIN: “Fui flor, feria, fuente, faro, fui fiesta, fui faquir, fui frágil, fui fugaz, fui feliz, fui final, fui FIN” El libro se titula “El bosque de mi abecedario” porque el poeta escoge aquellas palabras que más le gustan, porque es subjetivo y ofrece su propio diccionario, como leemos en el poema que da título al libro: “De la A elijo la palabra árbol, la palabra amigo, la palabra alto” Y así va desgranando todo el abecedario hasta que concluye en hermosa metáfora pura: “Éstos son los versos de mi abecedario, Éstas son las hojas de mi calendario”. El libro se acerca al final con unas adivinanzas que el poeta titula “Adivinanzas en danza” y que siguen, como decíamos, las imágenes de los sueños, de las fantasías: “El amigo que me enseña en su mundo de papel, tiene las manos manchadas al derecho y al revés”. Pedro Villar es un verdadero mago del idioma, juega con las palabras, las hace saltar, les extrae nuevas músicas, nuevos sonidos y candencias, como vemos, por ejemplo, en la serie “Trabalenguas sin tregua”. El poeta, aparte, es un trasgresor del idioma y se ríe de las situaciones más tópicas jugando con imágenes, en apariencia, totalmente opuestas, que causan el asombro y la hilaridad en el lector, como, los versos siguientes: “Tiene prisa la princesa tiene prisa y no le pesa, tiene prisa y no le pasan los garbanzos en la mesa”. LOS ANIMALES DE LA LLUVIA: VAYA MORRO LA PALOMA “Los animales de la lluvia” es, en palabras del propio autor, "una historia rimada y desenfadada, sobre las desventuras de Noé y su familia en el arca, con estructura de pareados como homenaje a las aucas o aleluyas." Los versos son octosílabos en rima asonante y tienen el regusto de los textos populares o tradicionales. Recordemos que el octosílabo es el metro más común en la poesía española o, al menos, el de regusto más añejo. “Los animales de la lluvia” nos cuenta la historia del diluvio universal desde dentro, es decir, desde una óptica desenfadada y divertida que humaniza a Noé y, por qué no, a los animales porque el batiburrillo que se forma antes de partir es de antología. A la manera de un romance o de un noticiero, el narrador (nos imaginamos a un ciego en la plaza mayor, a un juglar, a un Cuentacuentos…) nos anuncia que: “Un diluvio universal ya se acerca a este lugar, las noticias son muy claras: subirá el nivel del agua, se asusta mucho la gente, es un peligro inminente”. A continuación se presentan los personajes y se hace hincapié en que actuaron en secreto (“prepararon la maleta / de la forma más discreta”). Ahora bien, ¿por qué Noé? Nadie se lo explica: “Él ha sido el elegido, pocos saben cómo ha sido: algunos dicen que a dedo, otros dicen que fue por sorteo” Y ya, poco a poco, empieza la odisea. Primero tienen que entrar en la nave (“¡Vaya desastre de nave!”); después se dan cuenta de que no caben todos (“Con más animales que arca / no cabían en la barca…”). La ironía aparece cuando: “Alguien prudente y discreto puso el cartel de completo”. El pobre Noé, más desbordado que nunca, no sabe muy bien qué hacer ante semejante avalancha de animales: “¡Ay Noé, que no te enteras, quedan animales fuera!” De una manera poco ortodoxa se decide por sorteo quién va dentro y quién se queda (“A quien toque va a la calle”). La historia se pone divertida puesto que los animales que han de buscarse la vida se lo toman muy mal y sus reacciones harán reír al lector. Noé hace oídos sordos a las protestas y, como un juglar medieval, emplea esa imagen tan gráfica de “no importar un higo” cuando dice, a los animales del mar, “todos os podéis salvar”. No obstante, aún hay más puesto que, pese a todo siguen sobrando 300 animales, entre ellos, los dragones y en este momento, Pedro Villar, homenajea los cuentos fantásticos. Son criaturas de la imaginación, por lo tanto, “que bajen las escaleras / y echadlos a todos fuera”. Y comienza, por fin la lluvia y el viaje: “¿Quién sabrá cómo se hizo? Parece cosa de hechizo, ni uno más ni uno menos, para quitarse el sombrero. Pero en un golpe de mar se ha colado un calamar”. El pobre Noé es incapaz de controlar los golpes del agua (“¿Quién le enseñó a llevar barcos?”), hasta que se cansa y amenaza con dejarlos sin recreo si se mueven. Llueve durante cuarenta días y noches y, finalmente, “Noé con su as en la manga: Una paloma en la jaula ha soltado al animal y hacia una loma se va”. Los comentarios que, a lo largo del libro, se hacen en cursiva y responden a la voz del narrador o a la del propio Noé son quizá los más divertidos y actúan como acotaciones, en este caso dice: “Vaya morro la paloma, esa no vuelve ni en broma”. Pero la paloma vuelve con “una ramita de olivo” y llega el momento de desembarcar. ¿Cómo la hacen tantos animales? ¿De manera ordenada y tranquila? ¡Al contrario! Se precipitan hacia la salida y no dudan en pisar al propio Noé: “han tirado al elegido y en cubierta yace herido. Está tumbado en el suelo, ¡ay qué pena daba verlo!” Al pobre Noé nadie le agradece nada: “Nada queda en el recuerdo, si te he visto no me acuerdo” Tanto es así, y el lector que conozca la historia del Nuevo Testamento, no podrá evitar una sonrisa cuando Noé, al fin, exclame: “Ya no me vuelve a ocurrir, he pensado en dimitir, id con Dios, dejadme en paz, ¡vaya desastre animal!” Cabe añadir que las imágenes que emplea Pedro Villar son muy cotidianas, así el uso de coloquialismos o de comportamientos humanos en los animales que, igual que el loro, adoptan un papel importante en el relato. “Los animales de la lluvia” es, como nos dice Darabuc en el comentario que hace con motivo de la presentación del libro: “la versión no autorizada del Diluvio” Miguel Ángel Pérez es el ilustrador del libro. El papel de un ilustrador es muy importante puesto que pone la imagen en la historia, es quien da vida a las palabras, por así decirlo. Hay que añadir que Miguel Calatayud, con su especial trazo, ilustró el libro anterior, “El bosque de mi abecedario”. Pedro Villar valora así el trabajo de los ilustradores: “Normalmente el ilustrador crea un mundo paralelo y tangencial a la vez partiendo de un texto que recibe y acepta, como el escritor ha de aceptar sus imágenes. Pero en un álbum ilustrado donde la simbiosis entre texto e imagen ha de ser equilibrada manteniendo la tensión justa, donde se redimensionan las palabras con las imágenes y viceversa se hace necesaria una labor de equipo que exige un contacto estrecho de ambos lenguajes. He tenido experiencias en los dos sentidos, en ambas con resultados satisfactorios. En cualquier caso la relación entre escritor e ilustrador siempre enriquece al libro, pero no la creo estrictamente necesaria con excepción del álbum ilustrado o bien que el proyecto se cree a la vez, lo cual no suele ser habitual.” CUÉNTAME “Cuéntame” es, hasta la fecha, la última publicación de Pedro Villar. Como él mismo cuenta en su blog: “Próximo ya a ver la luz tenemos la inmensa alegría de presentaros un adelanto de "Cuéntame", libro de María Wernicke y mío, homenaje a todas las personas que en algún momento de nuestra vida nos han contado o cantado. Mi dedicatoria es para mi abuelo Pedro Sánchez Véliz. El texto, escrito en prosa, y las ilustraciones son un canto lírico a las palabras y a los sueños, a la necesidad de la comunicación y la poesía. Mi primer sentimiento y necesidad es de expresar la gratitud hacia Fineo Infantil porque ha creído en nuestro trabajo y ha apostado por él, y hacia María Wernicke, mágica ilustradora que redimensiona las palabras y las envuelve en pura poesía visual. María busca imágenes pedaleando en su bicicleta allá en Buenos Aires, otea el horizonte, mira despacio las nubes, avanza por los caminos, observa la dirección de los vientos, sigue con la mirada el vuelo de los pájaros y regresa feliz con una chispa prendida entre los dedos. En la cocina, su lugar de trabajo, se le agolpan ideas, formas, detalles, colores. Allí elabora a fuego lento platos e ilustraciones. Llegan los primeros bocetos, apuntes que florecerán cuando la idea estalle. Trabajar con María, aún en la distancia, ha sido una experiencia muy enriquecedora y en el proceso hemos compartido amistad, puntos de vista sobre el álbum ilustrado, sugerencias, bocetos, revisiones de texto, correos de ida y vuelta de Argentina a España y de España a Argentina a la velocidad de los sueños. Si el libro sale de imprenta en la fecha prevista, lo presentaremos en la Feria del Libro de Madrid.” “Cuéntame” es un libro bellísimo que tiene el poder de evocar en el lector (o contemplador) un mundo lleno de sueños, porque: “Cerramos los ojos y aparece un rostro que nos mira, unos labios que nos besan o unas manos que nos llenan de caricias” El libro mantiene en todo momento ese tono lírico, sutil, que evoca un especial universo hecho de materiales suaves, de polvo de estrellas: “A veces sueño con el mar, camino por la arena, recojo conchas de todas las formas y colores” El viaje hacia lo onírico que es “Cuéntame” llega a su fin: “Pero todo termina. Justo antes de despertar, sin saber cómo, los sueños se elevan hacia el cielo, nos miran desde lo alto y desaparecen” En primera persona, con versos de arte mayor, que se adelgazan al contacto con la realidad el poeta escribe: “Abro los ojos, ya no hay mar, ni conchas ni arena, ni palabras, nada” Ahora bien, nos queda el recuerdo y la palabra capaz de evocar ese viaje maravilloso de nuestra hacia el país de los sueños. La caracola se convierte de alguna manera en el símbolo capaz de traernos sonidos ya pasados, recuerdos… susurros de lo que fue. POESÍA PARA ADULTOS: NUESTRO TIEMPO ES DE ARENA No queremos acabar esta aproximación a la obra de Pedro Villar sin referirnos a su poesía para adultos, aunque, como ya hemos dicho muchas veces, la poesía es una y única, solo poesía, buena o mala, pero sin calificativos. No obstante, también tenemos que convenir que hay unos temas y unos planteamientos que a los niños y niñas les resultan aún difíciles, pero que, gracias a la lectura de poemas que sí pueden entender o sentir, se acercarán, paulatinamente, a la poesía, para siempre. Ése será, sin duda, un camino sin retorno. Pues bien, entre los poemarios de Pedro Villar vamos a detenernos brevemente en dos de sus primeras obras, de sus obras iniciáticas, por así decirlo, “Desde la luz y la sombra” y “Luz en el laberinto”. Para empezar vemos que ambos están hermanados por una palabra, por un sustantivo, “luz”. Pedro Villar busca con ansía la claridad, quiere trascender las barreras de la soledad, del abandono, del olvido; quiere hacerse palabra luminosa para luchar, de alguna manera con “tanta savia tocada por la muerte”, como leemos en uno de sus versos de “Desde la luz y la sombra”, libro al que dedicamos las siguientes líneas. Normalmente, a Pedro Villar le gusta el metro breve, los heptasílabos, que tan difíciles son en castellano para conseguir la rima. Tampoco le gusta titular sus poemas porque es como si escribiera una misma historia, sin fragmentar. Son textos, generalmente, breves, conceptuales, esenciales, podríamos decir, en los que el poema nos habla de aquellos temas que le mueven y le conmueven: el amor, la soledad, el silencio, la muerte, el paso del tiempo, el destino “cuyo sentido ignoras, / cuyo sentido ignoro”. A menudo, incluso, podríamos decir que se acerca a la hondura y simplicidad del haiku: “la dulzura de tus labios hace detener el tiempo, sed de tu respuesta soy”. El poeta quiere, como decíamos, con su palabra, conjurar el paso del tiempo: “Donde apoye mi voz el tiempo no podrá tocarla, ni el paso de su muerte aliviará el silencio. Sólo un temblor de sombras recuerdan sus aguas vencidas”. Esa melancolía, esa especial tristeza que hace que nos demos cuenta del gran abismo que es la vida y el tiempo son también esenciales en sus poemas: “Si el deseo se ahoga, la pregunta en acecho surca el ánimo herido. La honda pena que late navega de dolor en barcos de tristeza”. El poeta se mueve bien entre las metáforas y quiere trazar un mapa de su propio estado anímico, aunque no escribe en primera persona, sino en tercera, a veces, incluso, de manera impersonal: “Hay un naufragio a la orilla del mar, cuerpo de luz vencida, cárcel de agua la soledad”. Aunque, de tanto en tanto, no puede evitar que salga a la luz su yo lírico y nos ofrezca sus sentimientos de manera directa, sin velos: “Calladamente, en esa ausencia que mi clausura habita, despunta un mar oscuro”. Por otro lado, dominan también los términos rotundos, que expresan un estado de ánimo triste, oscuro: “Me duele la soledad /como agua corrupta”, nos dice en dos de sus versos. Y es que a veces más vale olvidar porque la memoria puede jugarnos malas pasadas. “Pido a mis noches el olvido”, porque, en suma: “La soledad a veces / es un pozo sin sombra/ que abrasa el corazón”. Tal vez la presencia más importante que late en todo el poemario sea la del tiempo: “El tiempo, carne de olvido”, como lo define el poeta, que nos impide ser dueños de nuestra vida: “Calladamente/ vivimos desde el miedo/ sin preguntarnos/ la huella de su paso” o, en otro poema, “Dudar es no caer, / asomarte al espejo/ de tu propia inocencia, /áspera cumbre/ del dolor o la muerte”. Dolor, muerte, tiempo, silencio… todos enfrentados a la tenue esperanza: “el viento silba su esperanza”. Vivir, en suma, “es una huida / constante hacia la muerte”. Huyendo del olvido, de la soledad, de las sombras… nos encontramos con la muerte, “que al hombre acecha”. El agua encharcada, el pozo, el naufragio, la herida, el viento… son términos que forman parte del universo poético de Pedro Villar y que nos dan un poco la medida de su sentir: “Desde el silencio busco / la desnudez del agua/ la soledad del mar”. En sus versos hay ecos de la poesía más honda de Garcilaso de la Vega, de ese sentir contenido, sobrio, pero doliente de poeta toledano que, de alguna manera, Pedro Villar ha retomado en este poemario que divide en cuatro partes: “Palabras de silencio”, “La oscuridad que habite”, “Memoria del olvido” y “Estancia de la sombra”, en las que queremos ver también algunas reminiscencias de Luis Cernuda, a quien tanto admira Pedro Villar. “Luz en el laberinto” lo divide en dos apartados, “La otra orilla” y “Asombro de las cosas elementales”. De alguna manera profundiza en los temas que ya hemos apuntado y se recrea más en ellos porque aquí recurre a un elemento que cobra mayor importancia que en el anterior poemario y que nos permite superar las heridas de la vida: el sueño. No obstante la vida con su carga de contradicciones sigue siendo la materia de la que se nutre el poema: “Se consume la vida en el laberinto del tiempo, una espiral gigante convierte en polvo la ceniza, arde la noche la ciega soledad, la llama asciende, caen las ilusiones, duermen”. Con qué habilidad, acabamos de ver, trabaja el poeta el encabalgamiento en sus versos. Al lado de los temas que ya conocemos aparece uno nuevo, la locura que, si miramos bien, puede trocarse el cordura y ahí sí que está clara la huella de Cernuda: “Decidme la razón de la locura: / realidad o deseo”. Nos movemos, como hemos comentado, entre antítesis, oscilando de un lado a otro: “la llama o la ceniza”. Y ante esta realidad, “las palabras rezuman / el dolor, la esperanza,/ sombras fugaces / que albergan la otra orilla, / luz en el laberinto”. Pedro Villar da un paso más y nos transmite con toda claridad la misión del poeta: “Testigo de la frágil realidad, en el filo de la navaja eleva su voz el poeta”. El tiempo sigue siendo el testigo de nuestro devenir absurdo “Nuestro tiempo es de arena”. Ahora bien, en la segunda parte del poemario, sí hay una esperanza, un sueño: “Un niño nombra el mundo, descubre en las palabras sílabas de inocencia, la luz de un sueño”. Quizás por eso, Pedro Villar ha dedicado y dedica su buen hacer poético a la poesía infantil, porque en los niños está el descubrimiento del mundo real, la esencia de las cosas. Y el sueño, siempre el sueño: “pido un suspiro / para vivir el sueño, / pido un sueño / para seguir muriendo”. Sobre todas las cosas el poder de las palabras, el hombre, al principio no tuvo palabras: “el hombre oscuro: / el hijo de Caín, / una herida en la mano /abierta del poema, / silencio que hago mío cada noche”. Ese tiempo “…que huye / y piensas que mañana será tarde. / Sólo entonces buscarás la verdad, / lento adiós a la vida que nos duele”. El poema es en su esencia, tal vez: “Una gastada soledad, la mirada vencida, el beso que olvidamos, acaso sea el poema”. POESÍA E INTERNET (LOS BLOGS): UNA FORMA REVOLUCIONARIA DE COMUNICAR Pedro Villar mantiene un blog muy activo, como hemos comentado en las notas biográficas, y es un entusiasta de la transmisión de la poesía a través de la red. Si le preguntamos cómo se llevan Internet y la poesía, nos contesta así de rotundo: “De maravilla. Tiene un eco que normalmente no tiene en la prensa escrita. Internet está siendo un punto interesantísimo tanto en la difusión de la poesía infantil y juvenil como de intercambio de experiencias y opiniones con páginas especializadas que ofrecen reseñas de libros y otras informaciones relacionadas. Destacan revistas en la red como Babar, Imaginaria, Pizca de Papel o la Web Litoral sobre literatura de tradición oral. Los blogs han multiplicado el intercambio de conocimientos, información y experiencias, la mayoría son de Literatura Infantil y juvenil pero acercándose a la poesía cuando es el caso. Podemos encontrar en la red: Literatura Infantil y Juvenil actual, mantenido por Jorge Gómez, Literatura infantil e ilustración de Gonzalo García “Darabuc” , “Poesía infantil i juvenil” de la Biblioteca Pública de Cocentaina o el blog de María García Esperón que dinamiza proyectos colaborativos tan interesantes como Voz y mirada de España y América. Varios son los blogs que reflejan el trabajo continuado de la poesía en la escuela, tal es el caso de dos ejemplos con experiencias notables como Gurrión de Mariano Coronas desde Fraga (Huesca) o Clase de 5º… y sexto de María Rosa Serdio desde Pola de Laviana (Asturias). Otro blog interesante es el que refleja el trabajo de la poesía y la plástica que realiza, en el colegio Gregory Mallans, Dolors Todolí con sus alumnos de Educación infantil desde Gandía (Valencia). No cabe duda que los blogs han supuesto una nueva forma revolucionaria de comunicar y transmitir la información en todos los ámbitos, sobre todo por inmediatez, accesibilidad y participación activa de quienes se acercan a ellos, lo que ha supuesto una vía interesantísima de colaboración y cooperación nunca antes pensada.“ Pedro Villar nos ha dado, en su anterior respuesta, una información valiosísima que todo aquel que esté interesado en la literatura e Internet puede consultar. Tiene toda la razón cuando defiende este poderosísimo medio de comunicación puesto que no podemos pretender dejar a la poesía en un receptáculo tradicional, con las musas,… si queremos que se lea y se conozca y se disfrute. La poesía ha de seguir en los libros, por supuesto, pero también… en Internet porque brota de la misma esencia del ser humano y, por lo tanto, nos acompaña en todas nuestras actividades. Solo hay que dejarla entrar… porque ella está allí. CONCLUSIONES La obra de Pedro Villar es, no cabe duda, una obra en formación; esto es, cada título nuevo incorpora otras maneras de hacer, madurez estilística y personal, aunque, por supuesto, el poso es el mismo, el mismo anhelo de luz, de trascendencia, el mismo gusto por las palabras… eso pensamos seguirá con el poeta porque es inherente a su persona. Aparte, como acabamos de ver, es una persona con diversos intereses, no solo poesía como veremos en la bibliografía, con una gran actividad y que, sin duda, no defraudará a sus lectores. Así, cuando se le pregunta por el futuro comenta que: “Tengo varios proyectos que me gustaría ver publicados: dos libros de poesía para niños, un álbum ilustrado y un relato corto para jóvenes, alguno de ellos ya están en proceso de edición.” Aguardamos a que estos proyectos se hagan realidad y… mientras tanto esperamos y deseamos que nuevos lectores se interesen por la poesía de Pedro Villar. BIBLIOGRAFÍA Poesía adultos: -DESDE LA LUZ Y LA SOMBRA. Universidad Popular. Almansa, 1991. -LUZ EN EL LABERINTO. Prólogo de Clara Janés. Editorial Aguaclara. Alicante, 1995. -ALIMENTANDO LLUVIAS. Pliegos de poesía nº 9. Diputación Provincial de Alicante, 1997. Poesía Infantil: -EL BOSQUE DE MI ABECEDARIO. Ils. de Miguel Calatayud. Diálogo Infantil. Valencia, 2003. -EL BOSC DEL MEU ABECEDARI. Versió de Marc Granell. Brosquil Edicions. -LOS ANIMALES DE LA LLUVIA. Ils. de Miguel Ángel Díez. Diálogo Infantil. Valencia, 2008. - ELS ANIMALS DE LA PLUJA. Versió de Marc Granell. Diálogo Infantil. València, 2008. Álbum ilustrado: -CUÉNTAME. Ils.de Maria Wernicke. Fineo Editorial. Madrid - Monterrey, 2010. Antologías: -ESCRITO EN ALICANTE. Diputación de Alicante, 1985. -ANNELEIN. Papeles de invierno. Madrid, 1989 -POESÍA EN ALICANTE. Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Alicante, 2001. -GUÍA DE POETAS DE ALBACETE. Ediciones Que vayan ellos. Albacete, 2009 Traducciones: -5 RONDALLAS. II Salón del Libro Infantil Ilustrado. Ayto. de Alicante, 2006. Otras publicaciones: -ANIMALES EN SU TINTA. Textos y poemas del catálogo y exposición del II Salón del Libro Infantil Ilustrado. Alicante, 2006. Inédito: - EL LIBRO INCLINADO. Traducción en verso del libro de Peter Newell. Artículos: - Joan Manuel Gisbert, un fantástico fabulador. En el nº 78 de la Revista mensual Villena. Mayo, 1988. - Paloma Palao, la verdad de la poesía. Revista anual Villena, 1989. - Calatayud, el hombre que pinta cristales. En el nº 166 de Educación y Biblioteca. Madrid, 2008. - Dos poemas y algo más. En el nº 168 de Educación y Biblioteca. Madrid, 2008. - Edición y difusión de la poesía infantil y juvenil en España. En el nº 246-247 de Primeras Noticias. Barcelona, 2010. Prólogos: -En "Claraluz" de Luis Albertos Martínez. Universidad Popular, 1991 -En “La otra orilla" de Alfonso Ponce. Universidad Popular, 1993 Catálogos de exposiciones de pintura: - Paco Barrachina - Ricardo Gómez Soria - Francisco José Ugeda - Gaspar Tomas Mora - Richar Montesinos Página web y blog: Web personal: http://www.telefonica.net/web2/pedrovillar/ Cuaderno de apuntes: blog de Literatura Infantil y Juvenil: http://pedrovillar.blogspot.com/ Nota: agradecemos toda la información que nos ha facilitado Pedro Villar para realizar este estudio. Y, por supuesto, sus declaraciones personales e inéditas.